Desde hace un par de años y diría que cada vez con mayor frecuencia, recibimos en nuestra empresa llamadas de “profesionales” que se ofrecen para implementar la estrategia comercial de nuestro negocio en Internet. Deduzco que se trata de llamadas realizadas al azar, sin ni siquiera comprobar a qué se dedica nuestra agencia, ya que de lo contrario dudo que se atreviesen a prometernos según qué cosas nada realistas.
Para los especialistas y profesionales del sector, la formación y experiencia de las personas que nos ofrecen esos servicios queda en evidencia a las primeras de cambio, pero no todo el mundo está en disposición de discernir entre un consultor que pueda aportar valor al negocio y otro que nos haga perder tiempo y dinero.
Comprobar esta plaga de pseudo profesionales no cualificados que sin la menor experiencia comercial ofrecen determinados servicios a terceros, me ha impulsado a escribir estas 7 condiciones previas que considero imprescindibles antes de contratar los servicios de un consultor:
1. Si no le entiendo no le compro. Por ejemplo, si mi empresa se dedica a proporcionar un servicio de consultoría para el desarrollo de nuevos negocios online, no puedo llamar a mi potencial cliente y soltarle frases del tipo: “Con un paquete de dominios hack lograremos impactar nichos long tail que nos permitirán optimizar nuestros CPC en Adwords display”. Probablemente a la gran mayoría de personas le vendrían unas ganas irrefrenables de colgar el teléfono si les hablase empleando terminología técnica que le resultase del todo incomprensible.
2. Desconfiaré si me promete milagros y me asegura que seré rico antes del fin de semana. El que más y el que menos sabemos que no estamos solos en el mercado y que detrás de los resultados siempre hay buenas dosis de ingenio, trabajo y esfuerzo. Los resultados nunca son gratis ni de hoy para mañana.
3. Si ando en busca de un consultor para que me ayude a vender, lo primero que voy a exigir es que me demuestre que sabe hacerlo. Necesito comprobar que posee cualidades y aptitudes para ello. Si no es capaz de escuchar o de explicarse no podrá ayudarme aunque quiera.
4. También me gustará saber que se ha dedicado a la venta en algún momento de su vida. “Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos”, sentenció Aristóteles.
5. Aunque sea mucho pedir, solicitaré amablemente que acredite de algún modo los resultados que dice haber obtenido, algo que respalde las expectativas.
6. Querré alguna evidencia palmaria para acabar de decidirme. Por ejemplo, si el consultor me asegura que su agencia es la mejor o de las mejores brindando servicios de posicionamiento, necesitaré comprobar qué pasa cuando anoto en Google o en Bing las palabras “servicios de posicionamiento”. Si su dominio o el nombre de su agencia aparecen en la primera página, iremos por el buen camino.
7. Respeto. El hecho de aceptar que el consultor pueda remitirme cierta información vía email no supone necesariamente que vaya a contratar sus servicios, ni significa que me parezca aceptable el hecho de que inunde mi bandeja de correo con boletines sobre las bondades de su agencia. Es importante contar con la colaboración de profesionales que conozcan el significado de la palabra ética y muestren respeto por sus clientes.
Y tú, ¿te has quedado alguna vez como el niño de la imagen?
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